¿Cuántos médicos muertos más necesita un país para reaccionar?
Víctor de Currea-Lugo, MD, PhD
En memoria de los dos colegas muertos por el coronavirus.
Gracias al modelo establecido por la Ley 100 de 1993, cuyo senador ponente fue Álvaro Uribe Vélez, y gracias a todos los gobiernos que desde 1990 han impulsado, ya durante 30 años la privatización en salud, nuestro personal está en un terrible escenario para enfrentar la pandemia.
El personal auxiliar de enfermería gana a veces menos que un mínimo, hay médicos en Bogotá que les deben salarios de hace cuatro meses y en las regiones apartadas adeudan salarios desde hace casi un año. La privatización de la salud ha llegado a tal punto que, mientras un obrero recibe un uniforme de su empleador, ya es usual que el personal de salud compre sus propios uniformes. Las pésimas condiciones de bioseguridad no aparecen con la pandemia, sino que ésta más bien las hace públicas ante una sociedad que sigue sin creer que el derecho a la salud existe.
Las formas de contratación a destajo, por unos pocos meses, sin garantías ni dignidad, son una constante. Algunos colegas viven todavía ilusionados en el ejercicio de una profesión liberal que hoy es más exactamente la de un obrero calificado, que no lleva un overol azul, sino una bata blanca. Por eso algunos le tienen miedo a la palabra “sindicato”, porque nos quita estatus (!). Es la Ley 100 la que, imponiendo modelos de eficacia, obligó a consultas psiquiátricas de 20 minutos, a sueldos precarios y a medición de la calidad médica en pacientes por hora y en menos exámenes de laboratorio.
Con eso enfrentamos ahora una pandemia en la que, según la Federación Médica Colombiana, solo el 45% de los médicos tiene tapabocas, 21% gafas de protección, 5% escudo facial y menos de 3% trajes de bioseguridad. Mientras el personal de salud chino parece un grupo de astronautas, y que (a pesar de la protección) más de 11.000 trabajadores de la salud se han infectado en España, aquí en Colombia los dueños del negocio de la salud, al igual que el Gobierno, señalan a las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL), y estas a su vez se escudan para que al final los trabajadores de la salud sigan desprotegidos. Algunos hospitales han hecho firmar, a médicos mayores de 60 años, su renuncia a cualquier reclamo si en el ejercicio de su profesión se infectan.
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